En una finca de unos 10.000 m² en la Avenida Pearson de Barcelona, se planteaba la rehabilitación de la antigua edificación del guardia así como un nuevo volumen de biblioteca. La solución escogida fue fusionar las dos actuaciones en una misma, utilizando la edificación existente como parte del nuevo volumen.

En el edificio existente, con cubierta a cuatro aguas y dos alturas, se le añade un nuevo volumen de vidrio que sirve de recepción y de distribuidor con el acceso de la escala longitudinal a un nivel inferior, donde la biblioteca tiene la sala de lectura y de consulta principal.

A la cubierta de la sala de lectura se le colocan unas claraboyas en forma de prismas irregulares enfocados a la luz de norte para conseguir una iluminación sosegada y regular.